Las acciones farmacológica básicas de los aceites
esenciales son: anestésica, analgésica, vermífuga, antialérgica,
antiinflamatoria, bactericida, bacteriostática, fungicida e insecticida. Con
respecto a la psiquis pueden relajar o calmar,
pudiendo así ayudar a disminuir el estrés y las preocupaciones de la vida
moderna.
En función del objetivo buscado y de las propiedades del aceite, existen varias maneras de usar los aceites esenciales para mejorar nuestro bienestar:
La aplicación externa es la vía más idónea para la difusión rápida de los principios activos de los aceites en el organismo:
Aplicación cutánea: Se postula que la porosidad de la piel permite que los principios activos alcanzarían los vasos sanguíneos, cuyo fluido lo transportaría a través del organismo. Las variadas formas van desde una aplicación con una presión muy leve con la punta de los dedos, hasta masajes más intensos y extendidos o fricciones.
Los baños también son aplicaciones en la piel. Los cuidados cosméticos del rostro: limpiezas faciales, mascarillas, saunas, compresas…, lo que llamamos la aroma cosmética tales como añadirlo a una crema neutra, a los geles de baño, a las sales de baño y/o jabones.
La difusión atmosférica o en inhalación. Desde que nacemos asociamos olores con nuestro bienestar: el olor a la madre que nos provoca tranquilidad y seguridad. Hay olores que pueden provocar disfunciones fisiológicas en el organismo, pueden provocar vómitos, náuseas u otras reacciones adversas. Los aromas que utiliza la aromaterapia también producen efectos sobre la fisiología del organismo, tanto físicas como mentales.
La explicación es que toda sensación olfatoria comienza en la membrana mucosa de la naríz y se transmite al sistema límbico en el cerebro, que es una parte del cerebro que integra todas las funciones del organismo. Además si se proporciona el aroma adecuado para producir un efecto determinado el aceite esencial se volatiliza y pasa rápidamente al aparato respiratorio que lo difunde a través del torrente sanguíneo, por el resto del cuerpo.
En función del objetivo buscado y de las propiedades del aceite, existen varias maneras de usar los aceites esenciales para mejorar nuestro bienestar:
La aplicación externa es la vía más idónea para la difusión rápida de los principios activos de los aceites en el organismo:
Aplicación cutánea: Se postula que la porosidad de la piel permite que los principios activos alcanzarían los vasos sanguíneos, cuyo fluido lo transportaría a través del organismo. Las variadas formas van desde una aplicación con una presión muy leve con la punta de los dedos, hasta masajes más intensos y extendidos o fricciones.
Los baños también son aplicaciones en la piel. Los cuidados cosméticos del rostro: limpiezas faciales, mascarillas, saunas, compresas…, lo que llamamos la aroma cosmética tales como añadirlo a una crema neutra, a los geles de baño, a las sales de baño y/o jabones.
La difusión atmosférica o en inhalación. Desde que nacemos asociamos olores con nuestro bienestar: el olor a la madre que nos provoca tranquilidad y seguridad. Hay olores que pueden provocar disfunciones fisiológicas en el organismo, pueden provocar vómitos, náuseas u otras reacciones adversas. Los aromas que utiliza la aromaterapia también producen efectos sobre la fisiología del organismo, tanto físicas como mentales.
La explicación es que toda sensación olfatoria comienza en la membrana mucosa de la naríz y se transmite al sistema límbico en el cerebro, que es una parte del cerebro que integra todas las funciones del organismo. Además si se proporciona el aroma adecuado para producir un efecto determinado el aceite esencial se volatiliza y pasa rápidamente al aparato respiratorio que lo difunde a través del torrente sanguíneo, por el resto del cuerpo.
La mayoría de los aceites esenciales no se pueden
usar puros directamente sobre la piel o en inhalación, debido a su alta
concentración que puede irritar los tejidos. Generalmente, deben ser diluidos
en una base de aceite vegetal para crear una loción o un aceite de masaje o en
agua para las inhalaciones. Solo algunos aceites esenciales pueden usarse
directamente sobre la piel, y con ciertas precauciones: son los aceites de
Lavanda Fina y de Árbol de Te. Al contrario, existen otros como el Ajedrea, el
Tomillo Timol, el Orégano, el Clavo y la Canela , que contienen muchos fenoles, y por lo
tanto son irritantes para la piel (dermocausticos). Los que se deben usar,
necesariamente en un aceite portador.
Los masajes y los baños aromáticos permiten cuidar
el cuerpo aprovechando la mayoría de las propiedades de los aceites esenciales. Una manera eficiente de usar los aceites en el baño de inmersión es agregándoselos a las sales de baño, tema que retomaremos en su momento.
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